Podcast. Episodio 038. Lista de Cronopias. Correos narrados 10

Hoy en la sección de correos leídos del programa invitamos a Ted Lasso y al correo del 27 de enero, dentro de los jueves de series.

Se titula: Psicóloga enseña integridad
Cuando lo que aportas no vale cero

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En la serie Ted Lasso, Sharon acude a casa de Ted porque a él le ha entrado un ataque de pánico.

No es solo la psicóloga del equipo. Es su amiga.

«¿Cómo te sientes, Ted?», le pregunta Sharon.

«Mejor. No genial, pero mejor», contesta cabizbajo Ted.

«Muy bien», le dice Sharon. Ted levanta la cabeza, un tanto desconcertado con esa respuesta.

Sharon se explica.

«Porque cuando no estáis bien es cuando puedo hacer mi trabajo».

Cuando acaban la sesión (no te la destripo), Ted le pide, entre sollozos.

«No sé si esto es de algún modo ilegal pero, ¿puedes darme un abrazo?».

«Claro», le dice la psicóloga.

Se abrazan. Y en ese momento Ted, medio broma, medio en serio (porque conoce bien a Sharon), le pregunta.

«¿Vas a cobrarme por esta sesión?».

«Por supuesto», contesta Sharon sonriendo, «por la visita a domicilio».

«Gracias por tu integridad», responde Ted.

«De nada».

Puedes dar por cierto que en el plano que no vemos Sharon anota su minuta.

Lo comentaba el otro día con un colega.

Muchas veces los profesionales del marketing en particular, y de la consultoría en cualquier área en general, llegamos a casa de un cliente que no está mal, pero podría estar mejor.

Eso es bueno. Podemos ayudarle, es nuestro trabajo. Igual que el de nuestro cliente es mejorar la vida de sus propios clientes.

Otras veces ese cliente, porque lo era antes, porque se ha convertido con el tiempo, es nuestro amigo.

Lo sea o no, seguro que, como Ted, aprecia que le cobremos por darle un servicio profesional.

Lo sea o no, seguro que entiende que no puedes regalarle una opinión legal cualificada, resolverle complicadas dudas fiscales o hacerle una auditoría de los textos de su web sin esperar que quieras cobrarle.

O darle nuevos extras a un trabajo con condiciones pactadas, porque cerveceáis juntos y os echáis unas risas.

Si no lo entiende, no sé si es mejor o peor amigo (eso ya tiene otras capas y cada contexto es único) pero desde luego no es un buen cliente.

La integridad de nuestra profesión empieza por cobrar lo que se trabaja.

Los abrazos, esos sí, quedan al margen.

Hasta mañana, salud y mucha tinta.

Michel

P. D.: No es mal plan cervecear con un cliente. Si hay amistad, los tragos sabrán mejor. También pueden ser para celebrar un trabajo bien hecho. Uno de esos puede ser escribir los textos que necesita tu negocio. Podemos empezar si pasas por aquí.