Cuando transformas carbón en plumas de oca

Publicado el 11/03/21
– Los jueves de series 008 –

«No es necesario ser un científico nuclear para entender lo que ocurrió.

Sólo se necesita saber esto: En el interior de un reactor ocurren básicamente dos cosas. La reactividad que genera energía, aumenta o desciende.

Eso es todo. Todo lo que los operadores tienen que hacer es mantener el equilibrio.»

Legasov (serie Chernobyl)

Con un puñado de palabras, el científico Legasov explica cómo funciona un reactor nuclear como si estuviera en una clase de primaria, y no delante del tribunal que enjuicia el accidente de Chernobyl.

Todo su discurso es una pieza exquisita de cómo hacer comprensible algo terriblemente complejo.

Utiliza muchos recursos para clarificar su mensaje.

El primero es la contraposición. Expone que hay factores que hacen que la temperatura suba o baje. Todo el mundo entiende la relación entre cosas opuestas. Además, Legasov se ayuda de unas simples tarjetas de plástico, de dos colores, puestas en paralelo en un atril para representar ese equilibrio.

El segundo es eliminar todo lo superfluo de la historia. Hay cientos de datos, fechas, conceptos. Se queda con lo sustancial que le permita explicar y narrar.

El tercero es la narración ordenada de todas las piezas, con una sencilla relación entre el cómo y el por qué de cada hecho. «Se hizo esto, pasó esto otro», en una escala de tiempo natural.

El cuarto es el uso de metáforas. Equipara, por ejemplo, ciertas acciones con el freno de un coche. A nadie hay que explicarle qué pasa cuando aprietas o sueltas el freno.

El quinto, y más importante, usa un lenguaje llano. Hay palabras técnicas que no pueden obviarse, pero las expone con frases cortas, sin subordinaciones, y dentro de una lógica en la que, si no entiendes un concepto concreto, no se altera tu comprensión del conjunto.

Todo con una concisión asombrosa y fría. Por debajo puede que se agiten tus emociones (al fin y al cabo, te expone hechos que se cobran vidas humanas), pero todo el discurso busca en primer término hacerte entender, no hacerte sentir.

Muchas veces ese será nuestro primer objetivo cuando escribamos.

Explicar con ligereza y claridad lo que es pesado y complejo. Transformar una tonelada de carbón en una almohada de plumas de oca. Sin tocar aún ninguna tecla emocional.

Para eso, claro, hay que contar con profesionales que sepan. Da igual el ámbito. Desde una profesora de universidad a un nutricionista, pasando por el copywriter que cura y escribe tus contenidos.

¿Por qué a veces no se consigue?

Te lo explica el propio Legasov, cuando le preguntan por qué unas barras dentro del reactor no evitaron la catástrofe, al ser sus puntas de un material inadecuado.

«¿Por qué? [silencio incómodo].

Por lo mismo por lo que no tenemos edificios de contención, como hay en Occidente. Por lo mismo por lo que no usamos combustible enriquecido. Por lo mismo por lo que somos el único país que construye reactores refrigerados con agua y moderados con grafito con un coeficiente de vacío positivo.

Porque es más barato.»

Legasov (serie Chernobyl)

Busca y paga la sencillez.

Lo barato puede ser muy caro a largo plazo.

Mañana, nueva entrevista a un copywriter, en Detrás del teclado.

Hasta entonces, salud y mucha tinta.

Michel

P. D.: El juicio narrado en el capítulo 5 y último de la miniserie Chernobyl (HBO), debería ser de visionado obligatorio para cualquiera que necesite explicar conceptos complejos. Y, si te gustan las historias y el cine, no te pierdas la serie completa.

P. D.: Si quieres que alguien traduzca tu complejidad en ideas sencillas que te ayuden a vender, contesta a este correo.


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