Podcast. Episodio 040. Lista de Cronopias. Correos narrados 12

Hay algo peor que ser un burro.

Que te vean como un cerdo.

No importa si rebuznas o eres un genio.

No importa lo que sepas, ni que sepas venderlo.

Si cuando hablas escuchan gruñidos, necesitarás mucho más que palabras.

Kendall Roy, en la sobresaliente serie Succession, pertenece a una rica familia que controla un imperio mediático.

Un día tiene una reunión con dos empresarias de arte en un espacio informal, sentados en sillones que rodean una mesa baja.

Kendall se acomoda y pone sus pies encima de la mesa, luciendo unas extravagantes zapatillas y pretendiendo ser el más guay del lugar.

La cita no empieza del todo bien porque Kendall rebosa cierta soberbia.

Se da cuenta y, en lugar de rebuznar, despliega sus mejores cartas de vendedor.

—Perdonad, ¿puedo decir algo? —interrumpe Kendall—.Veréis, he comprado estas zapatillas de camino aquí porque pensé que… no sé en qué pensaba. Creí que iríais vestidas como la jo·dida Björk y quería causar una buena impresión. En fin, soy un gilipollas. La verdad es que no tengo ni idea de arte. Pero de lo que sí entiendo es de cómo rentabilizar vuestro concepto, y que alcance la escala que merece. No vendáis vuestra alma a un dinosaurio. Somos pequeños y ágiles, damos un servicio muy personalizado, no somos la Vieja Guardia, somos la pu·ta Alianza Rebelde. Soy un buen tipo que conoce bien a los malos. Tengo contactos y lucharé por vosotras cada puñetero día. Soy el capullo que puede ser vuestro Warhol. Y… vaya, se me acaba de ocurrir esto, por lo visto sé algo de arte. Así que, decidme, ¿qué tengo que hacer? ¿Me quito mis zapatillas ultramolonas?

La gente se ríe, le dicen que no se las quite. Lo hace. Se mete a todos en el bolsillo.

En pocas frases le dio la vuelta a un mal comienzo mostrándose vulnerable, dejando claro lo que no sabe, en qué se diferencia y cómo puede ayudar a sus posibles clientes, todo regado con autenticidad y una pizca de humor.

Pero no sirvió. Aunque les gustó, días después le rechazaron.

¿Por qué? Por su apellido.

Su padre es una de las personas más odiadas del país, especialmente por ciertos colectivos (como los artistas), así que sus palabras dejaron en esas dos jóvenes el sonido del chapoteo de la peor de las pocilgas.

Es muy complicado vender ideas si tu reputación está por los suelos o si son contrarias a cómo te ve la gente.

Un ejemplo dolorosamente real.

Pepephone no te cobrará por las llamadas o SMS que envíes a teléfonos de Ucrania para interesarte por familiares o amigos.

Es un gesto que se percibe como honesto y genuino, porque está en el ADN de la empresa. A diario demuestran en todas sus acciones que les importan sus clientes (suele ser una de las dos compañías de telecomunicaciones mejor valorada en cualquier encuesta. Entre otras cosas, son quizá la única que nunca le dará a un nuevo cliente mejores condiciones que a sus clientes).

¿Y si eso mismo lo hubiera comunicado una de las grandes del sector?

Hubiera sonado a oportunismo, porque cada día parecen esforzarse en demostrar que para ellas solo eres un número insignificante (son las peor valoradas para el público, año tras año, junto a las eléctricas y la banca).

Así que si eres un Roy, y no tienes una cuenta bancaria que utilices de apisonadora, de nada sirve tener a los mejores profesionales de marketing si antes no cambias la trastienda y la limpias con lejía.

Por muy molonas que sean tus zapatillas.

Hasta el miércoles, salud y mucha tinta.

Michel Toumi

P. D.: Me faltan aún la segunda y tercera temporada de Succesion. Por lo visto hasta ahora, no me extraña que sea una de las mejores series de HBO.

P. D.: Te seré sincero. Si me escribes desde una pocilga, nada podré hacer. Para el resto de casos, soy ágil y doy un servicio personalizado y puedo hacer de las palabras tus mejores aliadas. Lo podemos hablar, si pasas por aquí.